La reciente aprobación por parte de la Corte Constitucional de Ecuador para despenalizar la eutanasia ha generado un intenso debate dentro del ámbito médico. Esta decisión histórica ha sido impulsada por casos como el de Paola Roldán, una paciente de 42 años diagnosticada con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad devastadora que ha dejado su cuerpo postrado en una cama, dependiendo de un respirador para sobrevivir.
La Corte Constitucional establece que,
para ingresar a la eutanasia, las personas deben padecer un intenso sufrimiento proveniente de una lesión corporal grave e irreversible o una enfermedad grave e incurable. Esta decisión es de aplicación inmediata, según sostuvo el equipo legal de Paola Roldán.
Mientras tanto, el Ministerio de Salud Pública tiene un plazo máximo de dos meses, empezando desde el día su aprobación, para elaborar un reglamento que normará la aplicación de la eutanasia activa voluntaria y avoluntaria. Este reglamento tendrá vigencia únicamente hasta la aprobación de la ley respectiva.
La postura médica ante esta nueva legislación es diversa y refleja las complejidades éticas y morales involucradas en el tema. La Doctora Nancy Minga, basándose en su formación centrada en el juramento hipocrático, expresa su desacuerdo con la legalización de la eutanasia. Para ella, la misión fundamental del médico es preservar la vida, y considera que participar en la muerte de un paciente va en contra de esos principios fundamentales.
Por otro lado, la Doctora Marjorie Paladines, defiende la opción de la eutanasia, argumentando que los pacientes con enfermedades terminales deben tener el derecho de decidir cómo desean enfrentar el final de sus vidas. Destaca la importancia de respetar la autonomía del paciente y aliviar su sufrimiento, incluso si eso implica acelerar el proceso de muerte de manera controlada y digna.
La Doctora Carolina Lalangui. se suma al apoyo a la eutanasia, especialmente para pacientes que enfrentan enfermedades degenerativas irreversibles. Para ella, esta opción representa una salida compasiva para aquellos que sufren y desean poner fin a su dolor de manera pacífica y digna.
Sin embargo, el Doctor Edgar Guamán. se opone a la eutanasia desde una perspectiva tanto profesional como personal. Considera que la práctica médica se centra en salvar vidas y mejorar la calidad de vida de los pacientes, que la eutanasia va en contra de esos principios fundamentales.
La Doctora Dayana Martínez, desde su experiencia en la Unidad de Salud, ve la aprobación de la eutanasia como una opción positiva para aquellos que enfrentan enfermedades catastróficas. Reconoce que esta medida ofrece a los pacientes la posibilidad de tomar decisiones sobre su propia situación, respetando su dignidad y su sufrimiento.
Erika Díaz, basada en su experiencia personal con la enfermedad de un familiar, apoya la legalización de la eutanasia en Ecuador como una opción que reconoce la autonomía del individuo en decisiones sobre el final de su vida. Destaca la importancia de regulaciones estrictas para evitar abusos.
Por otro lado, Hipatia Gálvez. ofrece una perspectiva matizada sobre la eutanasia, sugiriendo que podría considerarse en casos de enfermedades catastróficas. Destaca la necesidad de un seguimiento riguroso de los casos y la importancia de la decisión ser tomada por la persona afectada.
La legalización de la eutanasia en Ecuador ha desencadenado un debate ético y moral entre los profesionales de la salud. Mientras algunos defienden el derecho del paciente a una muerte digna y libre de sufrimiento, otros sostienen que la eutanasia no está en consonancia con los valores médicos tradicionales.
En última instancia, la implementación de esta nueva legislación plantea desafíos significativos para la práctica médica y la sociedad en su conjunto, desafiando las nociones convencionales de la atención médica y el cuidado del paciente.
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